LA CLOCHE (en español, ‘la campana’) es una asociación fundada en 2014 según la ley francesa de 1901 que intenta cambiar la percepción que se tiene del mundo de la calle fomentando el trabajo en común entre vecinos, con y sin hogar, para construir una sociedad más inclusiva. Presente en varias grandes ciudades francesas (París, Lille, Nantes, Lyon, Burdeos, Marsella), LA CLOCHE participa también en la iniciativa de la red The Chime, que opera en 7 países (España, Francia, Bélgica, Reino Unido, República Checa, Canadá y Estados Unidos). Almayuda apoya a LA CLOCHE en su plan de expansión territorial en Francia.
Según el Instituto Nacional de Estadística y Estudios Económicos de Francia y la Fundación Abbé Pierre, en 2020 había en Francia 300.000 personas sin domicilio (¡un 50 % más que en 2012!). De ellas, el 45 % son mujeres y el 10 % son menores de edad. Estas cifras recogen diferentes situaciones, ya que una cuarta parte de estas personas tenía empleo y no todas estaban en la calle, gracias a los equipamientos de albergue, los alojamientos asociativos temporales y los centros residenciales. La paradoja es que, mientras que el 83 % de las personas sin hogar declaraba sufrir del rechazo de los transeúntes, el 94 % de los ciudadanos afirmaba al mismo tiempo que deseaba actuar contra la exclusión extrema (BVA / Emmaüs, Ticket for Change Occurrence).
LA CLOCHE es el producto de esta aparente contradicción y de unas convicciones compartidas con grandes nombres de la lucha asociativa, como el colectivo Les Morts de la Rue (‘los muertos de la calle’), por ejemplo, que afirma que «cuando uno está en la calle, no muere de hambre ni de frío, sino de aislamiento»; o, también, ATD Cuarto Mundo, que lo confirma con estas palabras: «El vínculo social y el cambio de percepción son tan importantes como la ayuda material».
Crear vínculos entre ciudadanos
Para crear esos vínculos, LA CLOCHE reunió a los ciudadanos, excluidos y no excluidos, y a los profesionales que trabajan a pie de calle, como los comerciantes, a las empresas y a los poderes públicos con la intención de desarrollar tres programas: Le Carillon, Les Clochettes y La Cloche à Biscuits.
Le Carillon (‘el carillón’) es la iniciativa histórica de LA CLOCHE, su programa más significativo y el que más se presta a duplicaciones. Pone en relación directa a dos actores presentados, a menudo, como antagónicos: el comerciante y la persona sin techo. Hoy en día, más de mil miembros, sobre todo, bares y restaurantes, manifiestan su apoyo y su pertenencia al Carillon. Bajo el logotipo de la iniciativa, presentan pictogramas que muestran los servicios que ofrecen de manera gratuita a las personas sin hogar: recargar el teléfono, beber un vaso de agua, acceder a los baños, disfrutar de la señal wifi, imprimir o fotocopiar documentos, calentar un plato en el microondas, guardar objetos personales, etc.
Les Clochettes (‘las campanillas’) agrupan una multitud de iniciativas urbanas, ciudadanas y ecorresponsables: jardines compartidos, granjas urbanas, murales urbanos, etc. Siguiendo la misma lógica que Le Carillon, Les Clochettes proponen un espacio abierto a todos, donde las actividades manuales son un pretexto para el vínculo social. No hay requisitos previos para participar, excepto el deseo de hacerlo en comunidad. Las relaciones creadas gracias al trabajo en común al servicio del embellecimiento del barrio y de la protección o la mejora del entorno desembocan de manera natural en oportunidades de todas las clases: trabajo, vivienda, amistad…
La Cloche à Biscuits (‘la campana de galletas’) nació en París, donde se inscribe en el Dispositif Premières Heures (DPH) de la ciudad, mecanismo que permite ofrecer una actividad adaptada a colectivos frágiles y excluidos. La elaboración de galletas caseras, como parte de un proceso responsable con ingredientes orgánicos, proporciona la oportunidad de aprender un oficio, adquirir nuevas competencias y, para algunos, reinsertarse en el mundo laboral. Pero es también, y quizá antes que nada, un espacio de inclusión y de altruismo donde, como dice uno de los beneficiarios de este programa: «Hago las galletas con gusto, pero también vengo aquí para animarme, porque aquí la gente sonríe…».
Expandise en Francia y en el exterior
Como todos los proyectos dirigidos por LA CLOCHE, La Cloche à Biscuits quiere repetir la experiencia, aunque no sea exactamente en la misma forma. El programa de La Cloche à Biscuits, por ejemplo, puede proponerse en las oficinas regionales de la asociación en forma de talleres de cocina inclusivos.
Dado que la indigencia en las ciudades no tiene fronteras ni límites, el modelo iniciado por LA CLOCHE tiene, por desgracia, vocación de expansión, con adaptaciones a los contextos locales. Se inició en París y en la actualidad se ha implantado en Lille, Nantes, Lyon, Burdeos y Marsella. Y se prevén otras réplicas, directas o en franquicia social (con asociaciones de la zona), en Dijon, Montpellier, Reims, Rouen, Tours, Niza… En este marco es donde interviene el apoyo de la Fundación Almayuda.
A nivel internacional, LA CLOCHE forma parte de la iniciativa de la red The Chime, que actúa en Bruselas, Londres, Madrid, Praga, Seattle, etc., en total, 18 ciudades de 7 países diferentes (cifras de 2021). Aunque se adapta a las particularidades nacionales y locales, el esquema general se basa siempre en las donaciones y el voluntariado, empezando por el de los colectivos directamente interesados, numerosos entre los voluntarios. Más allá de las fronteras, cambiar la percepción y actuar en común son objetivos compartidos que la crisis sanitaria ha hecho aún más difícil de trasladar a la realidad de la vida diaria. ¿Cómo acercar a la gente cuando la distancia social y física se convierte en la regla?
Por suerte, LA CLOCHE cuenta con sus medios de comunicación: radio web, periódico y podcasts donde las personas de la calle toman la palabra. Y las actividades, eventos, formaciones e iniciativas de todas las clases resultan en oportunidades para crear vínculos: coros, paseos urbanos, desayunos, kermeses, teatro, danza, cocina, café filosófico… Es preciso hacer especial mención de «T’as pas 5 minutes ?» (‘¿Me das 5 minutos?’), una operación realizada a finales de 2020 con un guiño al famoso Brother, Can You Spare a Dime? (Hermano, ¿me das 10 centavos?). Basada en Quizz, estaba orientada a romper los prejuicios, informar y, al mismo tiempo, incitar al compromiso.
La última frase es de un «portavoz» de la calle: «Cuando estamos todos juntos, nadie sabe quién es quién, quién tiene un techo y quién no».
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